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JAVIER JIMÉNEZ-PEP MATAS
Era una noche de enero del año pasado, en la barriada palmesana de El Vivero, y las cámaras de Antena 3 grabaron el dramático episodio que vivió María Isabel Ferrer a manos de su compañero sentimental.

La centralita telefónica del 091 recibió una llamada alertando de que una mujer, de 33 años y embarazada de dos meses, había sido apaleada en su piso y que el atacante había huido. Cuando un coche patrulla llegó hasta esa dirección, María Isabel esperaba en el portal, acompañada por una amiga y en estado lamentable. Lloraba desconsoladamente y se encontraba dolorida por los golpes recibidos. Estaba, además, muy desorientada y respondía con frases inconexas a las preguntas de los agentes. «Ha sido Hamir, vivimos juntos y me ha pegado porque no quería que llamara a mi madre con el móvil», fue la explicación que les facilitó, cuando se hubo calmado relativamente.

Luego añadió que la agresión había consistido en patadas y puñetazos, algunos «en la tripa» y el resto «en la cara y la cabeza». Cuando los policías le preguntaron si estaba embarazada lo confirmó, y luego se mostró segura en un punto: «Es la primera vez que me pega, eso os lo aseguro». Luego, su amiga subió al piso a recoger algunos documentos y todos se trasladaron al PAC (Punto de Asistencia Continuada) de s'Escorxador en la dotación policial. Allí rompió a llorar de nuevo, totalmente derrotada, y fue consolada por su amiga mientras la policía se entrevistaba con los médicos para explicarles que la mujer maltratada estaba embarazada y había recibido golpes en el estómago.