La centralita telefónica del 091 recibió una llamada alertando
de que una mujer, de 33 años y embarazada de dos meses, había sido
apaleada en su piso y que el atacante había huido. Cuando un coche
patrulla llegó hasta esa dirección, María Isabel esperaba en el
portal, acompañada por una amiga y en estado lamentable. Lloraba
desconsoladamente y se encontraba dolorida por los golpes
recibidos. Estaba, además, muy desorientada y respondía con frases
inconexas a las preguntas de los agentes. «Ha sido Hamir, vivimos
juntos y me ha pegado porque no quería que llamara a mi madre con
el móvil», fue la explicación que les facilitó, cuando se hubo
calmado relativamente.
Luego añadió que la agresión había consistido en patadas y
puñetazos, algunos «en la tripa» y el resto «en la cara y la
cabeza». Cuando los policías le preguntaron si estaba embarazada lo
confirmó, y luego se mostró segura en un punto: «Es la primera vez
que me pega, eso os lo aseguro». Luego, su amiga subió al piso a
recoger algunos documentos y todos se trasladaron al PAC (Punto de
Asistencia Continuada) de s'Escorxador en la dotación policial.
Allí rompió a llorar de nuevo, totalmente derrotada, y fue
consolada por su amiga mientras la policía se entrevistaba con los
médicos para explicarles que la mujer maltratada estaba embarazada
y había recibido golpes en el estómago.
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