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EFE-ARLON
Después de casi ocho años de minuciosa instrucción comenzó ayer en Bélgica el juicio contra el presunto pederasta y asesino de niñas Marc Dutroux, que en 1996 sumió a este tranquilo país en una de sus peores crisis políticas y sociales. Calificado ya de «histórico», el juicio contra Dutroux y tres de sus cómplices dio comienzo en la localidad de Arlon. El propio Dutroux, en unas declaraciones remitidas a la cadena flamenca VTM, manifestó la víspera del juicio que él fue sólo un eslabón dentro de una cadena cuyo «gozne» principal fue el empresario Michel Nihoul, el único de los cuatro acusados que comparece libre desde ayer ante la Justicia. Dutroux arremete contra él por primera vez en todos estos años y anuncia que hará revelaciones ante los magistrados, lo que ha aumentado la expectación, pese a la fama de «manipulador» que se ha ganado.

La gran incógnita que la larga instrucción no ha despejado, es precisamente si Dutroux y sus compinches actuaron solos o formaban parte de una red de pederastia y criminalidad más amplia que se benefició de protección en círculos del poder. En total, la banda de acusados debe responder del secuestro de seis personas, cinco de ellas menores, de las cuales cuatro murieron como resultado de las violaciones, torturas o malos tratos. Sólo dos de sus víctimas, Sabine Dardenne y Laeticia Delhez, liberadas «in extremis» tras la captura y confesión de Dutroux, podrían comparecer en el juicio.

Dutroux, su ex mujer Michelle Martin y su presunto cómplice Michel Lelievre llegaron al Palacio de Justicia de Arlon a las 07.12 horas (06.12 GMT) dentro de un mismo furgón policial. El juicio, en el que Dutroux podría ser condenado a cadena perpetua y sus cómplices a penas de entre 5 y 30 años, se dedicó ayer alegir a los 12 miembros del jurado y 12 suplentes. Dutroux responderá también del asesinato de su presunto cómplice Bernard Weinstein. El presunto pederasta y asesino ha minimizado su responsabilidad en los hechos y asegura que no es más que un pequeño eslabón de una red mafiosa belga en la que otro acusado, Michel Nihoul, desempeñaba una función clave.