Hace dos meses, unos individuos gitanos robaron 60 gallos de una finca de Binissalem.

TW
0

JAVIER JIMÉNEZ-PEP MATAS
Tal y como anunció este periódico en la edición de ayer, la finca de s'Hostalot donde habitualmente se celebran peleas de gallos fue escenario, de nuevo, de un campeonato ilegal. La diferencia estribó, por fin, en que la Guardia Civil irrumpió en aquella propiedad y consiguió identificar a casi todos los participantes, en total medio centenar de personas.

En el operativo, que se desplegó entorno a las 13.30 horas, participaron todas las patrullas disponibles del Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza) y efectivos del Grupo de Información, que llevaban más de un mes tras los pasos de los organizadores de estos eventos clandestinos. Hasta la fecha, las informaciones recabadas no habían sido suficientes para que sorprendieran in fraganti a los 'galleros', pero los datos facilitados desde este diario fueron ayer definitivos. Los agentes irrumpieron rápidamente en la finca, forzando la verja de entrada, y se desplegaron de manera que nadie pudiera escapar. Cincuenta personas, la inmensa mayoría varones, fueron identificadas y la Benemérita comprobó que los terrenos de s'Hostalot estaban perfectamente acondicionados para este tipo de acontecimientos: gradas, jaulas e incluso un bar con bebidas alcohólicas y refrescos. Los participantes habían pagado una entrada para presenciar las peleas, que empezaron a las diez de la mañana y debían acabar a las diez de la noche. Los galleros, por su parte, habían abonado cada uno 300 euros y presentaban tres ejemplares al campeonato.

Un total de 17 gallos 'ingleses', de gran valor, fueron requisados y también se retiraron 60 jaulas. Los organizadores del evento, que apenas pudieron reaccionar al ver cómo numerosos agentes tomaban la finca, negaron la evidencia: «Lo que estamos haciendo es una exhibición, de peleas nada». Sin embargo, parece ser que algunos animales utilizados ya habían fallecido o estaban malheridos. Ninguno de los participantes fue detenido y tampoco se apresó a los encargados del campeonato, aunque dos de ellos -de etnia gitana- fueron denunciados por organizar un espectáculo prohibido y por usar animales para fines públicos. El cualquier caso, los investigadores creen que con la actuación de ayer no se han conseguido erradicar las peleas clandestinas de gallos, que se celebran cada semana en la Isla, por lo que los dispositivos continuarán en marcha para intentar acorralar a las mafias que hay detrás de estos eventos. Los robos continuos de gallos en sa Pobla, Inca, Muro, Binissalem y Alaró, entre otros, están relacionados con las peleas que luego se celebran.