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«Aquí, hasta hace poco, todos nos conocíamos e incluso había gente que dejaba las puertas sin cerrar con llave, porque no estábamos acostumbrados a los robos. Últimamente han aparecido unas señales en muchísimos timbres de las casas, que los vecinos relacionamos con todo lo que está pasando». Antonia, vecina de Sant Jordi, se refiere a la veintena de actos delictivos que se han registrado en las últimas semanas en la barriada, sobre todo asaltos a casas, sustracciones en coches y también «desapariciones» de gallos de pelea. La situación ha enrarecido el ambiente y los afectados piden una mayor presencia policial, para volver a la normalidad.

Biel Alemany, una de las víctimas, explicó ayer que «Sant Jordi siempre ha sido un pueblo muy tranquilo. Ahora se escucha que ha habido robos aquí y allá, que han desaparecido corderos, lechonas e incluso a mi me han robado gallos, aunque no lo he denunciado porque no sirve de nada». Antònia Ferrer, presidenta del Club de la Tercera Edad, contó que son muchos los residentes intranquilos por la aparición de «señales» junto a los timbres de las casas. Se trata de círculos del tamaño de una moneda, y en el interior un triángulo o cualquier otra figura, que según algunos vecinos «podrían significar los horarios de los dueños de las viviendas».

El pasado domingo, por la tarde, los ladrones entraron en una planta baja y un piso, en el número 7 de la calle L'Embat y en el número 9 de la calle Des Pla. Lo más llamativo es que lo hicieron por la tarde, entre las cuatro y las seis. A María Adrover, la propietaria de la primera casa, le desvalijaron límpiamente y no se dio cuenta de que le habían robado todo el dinero hasta el día siguiente. «Vi algunos cajones y la cama de un cuarto revueltos, pero pensé que había sido mi marido.