El inmueble, de grandes dimensiones, estaba habitado por una
familia de inmigrantes subsaharianos que precisamente ayer acababan
el contrato y debían marcharse. Sobre la 1.30 horas,
aproximadamente, una de las habitaciones quedó envuelta en llamas y
una gran humareda inundó el resto de dependencias.
Cuando los equipos de emergencia llegaron hasta la calle Sant
Miquel el fuego estaba ya muy extendido y la Policía Local y los
bomberos, apoyados por efectivos del Cuerpo Nacional de Policía,
procedieron a evacuar a los vecinos de las cuatro plantas del
edificio. Un portavoz policial explicó que una de las menores
intoxicadas tuvo que ser rescatada desde la calle con un camión con
escalera, que se colocó a la altura del balcón, y el resto de la
familia pudo salir por la entrada principal. El cuarto donde se
inició el siniestro quedó devastado por el denso humo y las
altísimas temperaturas, que también afectaron al pasillo, el techo,
el comedor y parte de otra habitación.
Las tareas de extinción se prolongaron por espacio de una hora,
hasta las 2.30 de la madrugada, y el bebé de nueve meses y su
hermana, de tres años, fueron trasladadas en una ambulancia del 061
hasta el hospital de Son Dureta. Las fuentes sanitarias consultadas
indicaron que su estado no era, ni mucho menos, preocupante, pero
habían inhalado humo y sufrían una intoxicación de carácter leve.
En este sentido, estaba previsto que recibieran el alta médica ayer
mismo, tras pasar algunas horas en observación.
El edificio en cuestión, que es antiguo, quedó precintado por
los bomberos, a la espera de determinar si la estructura o las
vigas habían quedado dañadas. Ayer por la mañana los técnicos
municipales y la policía regresó al inmueble y descartó esta
posibilidad, por lo que los vecinos pudieron volver.
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