Un movimiento sísmico de magnitud 4,2 grados de la escala de
Richter y cuyo epicentro se situó en el sureste de Ripoll (Girona)
produjo ayer la alarma entre los ciudadanos de las provincias de
Barcelona y Girona, si bien no causó daños materiales
significativos ni personales. El seísmo, uno de los más intensos de
los últimos años en Cataluña, se produjo a las 17,45 horas y se
notó principalmente en los municipios de Barcelona, Sabadell,
L'Hospitalet de Llobregat, Vic, Olot y Santa Coloma de Cervelló,
así como en menor grado en diversos municipios de Barcelona y
Girona, según datos del Instituto Geográfico Nacional.
El epicentro fue localizado en la zona norte de la localidad
gerundense de Queralbs, muy cerca de la frontera francesa, en el
Pirineo catalán, zona donde cada año se producen más de 200
terremotos, la mayoría de ellos sólo perceptibles para los
sismógrafos. La caída de una cornisa en un edificio de la localidad
de Queralbs (Girona), que también sufrió una grieta, y el
desprendimiento de una roca en una carretera de Ribes de Freser
fueron las dos únicas consecuencias directas del seísmo.
Según ha informado el coordinador de Emergencias de la
Generalitat, Santi Parés, no se han producido daños personales y
estas dos únicas incidencias han sido las que motivaron la salida
de los bomberos. Parés, que situó el terremoto «en la normalidad de
la actividad sísmica de Cataluña», explicó que el teléfono 112
recibió unas 150 llamadas de ciudadanos que percibieron el temblor
y otras muchas fueron atendidas en el teléfono de información de la
Generaliat.
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