Los hechos ocurrieron sobre las 13.00 horas de ayer. El hombre
entró en la sucursal bancaria con un pasamontañas que le cubría el
rostro y empuñando lo que en principio los presentes creyeron que
era una arma de fuego, apuntó al director, Marc Draper. Acto
seguido el atracador se dirigió a la cajera apuntándola y
reclamándole también dinero.
En este momento, el director se le acercó por la espalda, tocó
la prenda donde tenía que estar el arma y al ver que era una
palanca de hierro se la quitó. La reacción del atracador fue decir
que se trataba de una broma e intentó marcharse «como si nada
hubiera pasado», comenta Draper. Un cliente le impidió el paso y le
quitaron el pasamontañas.
El director del banco quiso dejar claro que «yo no soy ningún
héroe, le quité la palanca de hierro porque vi que no era una
escopeta recortada. Además, el hombre era pequeño y muy delgado».
Al parecer el hombre admitió ser drogadicto y suplicó llorando que
le dejaran marchar: «Lo único que necesitaba era dinero porque
tengo el mono».
Tanto Draper como la cajera, Aina Horrach, mostraron su asombro
ante lo sucedido. «Me he puesto a llorar del susto» comenta
Horrach: «Creía que estas cosas pasan en las películas pero no en
Portocolom», añade. El hombre fue detenido y puesto a disposición
judicial.
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