-¿Qué tal, Pedro, cómo se encuentra?
-La verdad es que bastante bien. Sólo tuve miedo por los pies, que
los tenía congelados, pero ahora ya estoy bien.
-¿Qué sucedió para que las cosas se
torcieran?
- No tendríamos que haber entrado nunca seis personas de las que
dos no tenían mucha experiencia y que además no nos conocíamos.
Tengo un compañero con el que buceo siempre. Sé cómo reaccionará y
él sabe lo que haré yo, esto es muy importante en submarinismo.
- ¿Qué pasó después?
- Nosotros no sabíamos lo que nos encontraríamos, pensábamos que
sería una cueva enorme pero fue una trampa que nos pilló. Cuando
estuvimos dentro no veíamos ni a un dedo de la careta y perdimos el
rastro. Después me encontré con el cuerpo del compañero. Mi primera
reacción fue quedarme a su lado pero lo perdí. Yo no sabía si los
otros habían conseguido salir y si podrían avisar de que estábamos
allí.
- ¿Qué cree que le salvó?
- La serenidad y que tenía ganas de seguir vivo un poco más. Te
asustas, hubo un momento en que perdí toda la esperanza. Me
quedaban diez o quince minutos de aire. Hacía apneas (suspender la
respiración) porque te da más tiempo de aire aunque provoca dolor
de cabeza.
-¿Cómo encontró la cavidad de aire?
- Vi un punto donde había suciedad, pensé que debía venir de alguna
parte y allí encontre la cavidad. Cuando entré allí me puse a
llorar porque tuve la certeza de que me encontrarían. No sabía si
en un día o en dos, pero que me encontrarían.
- ¿Cómo pasó las 25 horas?
- Estuve a oscuras. No quería dormirme, pero no sabía si tenía los
ojos abiertos o cerrados. La cámara tenía una entrada de aire por
algún punto, lo notaba por el olor. Estuve sentado intentando que
no se me congelaran las piernas, sólo me movía para
frotármelas.
- ¿Qué sintió cuando supo que le habían
encontrado?
- Hubo un momento en que me pareció ver una luz, me tiré al agua
y comencé a hacer señales con mi pila. Cuando el buzo entró me puse
a llorar, creo que me dijo «campeón». Después los GEAS me sacaron.
La cueva iluminada con los hilos y marcas luminosas es increíble.
La verdad es que volví a nacer.
- ¿Qué pensó cuando supo que Marco Antonio había
muerto?
- Lo siento mucho por este compañero, pero la verdad es que lo
conocí esa misma mañana. Subió a la barca a comer un bocadillo.
Nosotros, como un chiste, cada vez que salimos a bucear nos comemos
dos hamburguesas por si acaso pasa algo y ya ves si esta vez me fue
bien haber comido.
- ¿Volverá a bucear?
- El buceo me gusta y me gustará siempre, pero de momento me han
escondido todos los utensilios de submarinismo. Iré a jugar a golf
con Johan Cruyff (sonríe).
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