Los dos perros que el pasado día 13 de agosto acabaron con la vida
de una niña de cuatro años de edad en una finca de Llucmajor fueron
sacrificados ayer, en presencia de una comisión judicial.
Los dos animales permanecían desde entonces en cuarentena en la
perrera municipal de aquel término, y habían sido examinados por
una veterinaria de la Conselleria de Salut. La decisión sobre la
suerte de los dos canes dependía exclusivamente de la autoridad
judicial, y fue ayer cuando el magistrado autorizó el doble
sacrificio.
De hecho, se consideró que dejar que aquellos perros volvieran
con sus propietarios constituía un riesgo innecesario, y por la
mañana una comisión judicial y un veterinario se desplazaron hasta
las instalaciones municipales. Los animales recibieron una
inyección letal y ahora sus muestras del cerebro serán remitidas a
un laboratorio especial de Madrid, para ser analizadas.
La pequeña Rosana Mercadal Ramírez, de 4 años, se encontraba el
pasado día 13 en la finca de sus tíos, en las afueras de Llucmajor,
en la carretera en dirección a Algaida. Sus padres estaban fuera, y
la menor estaba jugando con los dos perros, que nunca habían dado
muestras de violencia. De improviso, uno de ellos (de raza
mezclada, tamaño considerable y color blanco) se abalanzó sobre
ella y comenzó a morderle en la zona de la cabeza. El otro can,
segundos después, reaccionó de igual manera y también participó en
el ataque. Este último animal era de color negro, también mezclado
y de menor corpulencia. La tía de la criatura y otros familiares
corrieron en su ayuda, pero ya era demasiado tarde. Rosana había
sufrido lesiones gravísimas y se encontraba entre la vida y la
muerte, con grandes pérdidas de sangre.
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