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JAVIER JIMÉNEZ-PEP MATAS
Entre otras cosas, el dato significa que los autores (en plural), están plenamente identificados. Ultima Hora ha tenido acceso a todos esos datos sobre cómo ocurrieron los hechos y que, en síntesis, son éstos: Los autores actuaron con el único móvil del intento de robo, que no llevaron a cabo. Manfred Meisel conocía perfectamente a los que fueron sus asesinos. Estos entraron en la finca por un agujero que había en la rejilla, y en la vivienda a través de una ventana. Sus intenciones iniciales no eran las de matar, pero se vieron «obligados a hacerlo» porque fueron descubiertos.

La persona que los descubrió fue Patrick, el hijo, que se despertó al escuchar unos ruidos y entonces recibió dos disparos en la cabeza efectuados con un arma corta. Acto seguido los asesinos bajaron a la sala de estar, donde estaba Manfred Meisel que se había dormido sobre un sofá, y tras retenerlo fueron en busca de Claudia, que estaba en un local adyacente junto a unos pájaros a los que ella cuidaba.

A cada uno les dispararon dos tiros en la cabeza utilizando un cojín, no para evitar el ruido sino para no mancharse ellos con la sangre de las víctimas. Después los asesinos huyeron, asustados, sin entretenerse en buscar el dinero que habían ido a robar. Salieron de la finca y montaron en un turismo que habían dejado estacionado. En contra de todas las hipótesis que circularon aquellos días el triple crimen no fue obra de la mafia rusa, ni alemana, ni se trató de un ajuste de cuentas. Fue la obra de unos simples delincuentes que pretendían hacerse con un botín de varias decenas de millones en pesetas, y que al final mataron a tres personas y no robaron nada.

Ha sido éste, y es, el caso de asesinato en el que el Grupo de Homicidios de Palma ha dedicado más horas de trabajo. Desde que ocurrieron los hechos los policías se han entrevistado con 600 personas y han tomado declaración oficialmente a 250. Hasta el momento la policía no ha detenido a nadie en relación al triple crimen, y se espera que cuando se haga sea el arresto de los que se considera autores.

Algunos de los datos que se han obtenido, como por ejemplo las identidades de los asesinos, se mantienen en secreto para no entorpecer su búsqueda. Ahora mismo los delincuentes no están ubicados en ningún lugar por la policía, y pueden estar en cualquier rincón del mundo. Por ello se cursó una orden internacional de detención a través de Interpol, que está vigente y en cualquier momento pueden producirse los arrestos. La envergadura comercial de Manfred Meisel, conocido como «el rey de la cerveza», su inmensa fortuna, sus relaciones y en general su modo de vida, hicieron que las investigaciones del triple crimen se complicaran.