El incidente aconteció tres días antes de las vacaciones de verano
de 2003, en junio, en un colegio de Santa Maria. Según la familia
del alumno, la profesora le golpeó durante la clase, porque no
encontraba un libro, pero la docente siempre negó este extremo.
Luego, las dos partes implicadas se denunciaron mutuamente. La
profesora, porque recibió amenazas de la madre, que le espetó que
la quemaría «con gasolina»; y la progenitora, que se llama Rosa
Pérez, porque quería que se aclarara la supuesta paliza a su
hijo.
Ayer, la condenada explicó a este periódico que se siente
profundamente contrariada por la sentencia y que considera que su
familia, y en especial su hijo, se han visto muy perjudicados «por
toda esta historia». El menor, en la actualidad, ha cambiado de
colegio y cursa estudios en Binissalem. La vista oral por las
denuncias cruzadas tuvo lugar el lunes en un juzgado de Vía
Alemania, y comparecieron la maestra, la madre del menor, y algunos
testigos, entre los que se encontraba un policía local de Santa
Maria, que presenció la trifulca entre las dos mujeres.
Tras escuchar las dos versiones, el juez absolvió a la maestra
del colegio de Santa Maria y condenó a Rosa Pérez por un delito de
amenazas, a una indemnización de dos euros diarios durante diez
días. La profesora se limitó a declarar a este diario que «estoy
deacuerdo con la sentencia», ya que durante la instrucción del
juicio insistió en que no había puesto la mano encima al menor. La
docente denunció que al día siguiente del supuesto incidente con el
alumno se presentó en el centro la madre del estudiante, y la
amenazó con quemarla «con gasolina». Esa versión fue respaldada por
el agente municipal, por lo que el juez le dio verosimilitud. Rosa
Pérez, por su parte, manifestó que ese día su hijo regresó a casa
«marcado» y que explicó que le había agredido la maestra.
La familia del niño interpuso varias denuncias, una de ellas en
la conselleria de Educació i Cultura, y se llevó al pequeño hasta
un centro de asistencia continuada (PAC), donde le expidieron un
parte médico de las lesiones. «Todo empezó porque la profesora dijo
a los alumnos que sacaran el libro y mi sobrino -contó Eva Pérez,
la tía del menor- no lo encontró. La maestra se acercó a él y lo
buscó ella misma en la cartera. Luego se enfadó mucho, pero el niño
no lo hizo adrede. Es sólo un niño, que tuvo un despiste». Eva
Pérez también lamentó que el agente municipal hubiera declarado «en
nuestra contra, porque desde el primer momento nos dijo que nos
ayudaría». La mujer, por último, reconoció que su hermana, en un
momento de máxima tensión, le dijo a la maestra: «Si le vuelves a
pegar, te prendo fuego».
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