Este seísmo, según los expertos, es el más violento desde el
temblor de 9,5 grados que sacudió Chile en 1960 y el quinto más
fuerte registrado por los sismólogos desde 1900.
El efecto destructor del terremoto se multiplicó en el mar,
donde las olas gigantes llegaron en cuestión de horas hasta las
costas dejando miles de víctimas y cuantiosos daños materiales.
«Fue algo terrible», dijo Jayaram Jayalalithaa, ministro del
estado de Tamil Nadu, después de visitar zonas dañadas en la India,
donde unas 3.000 personas perdieron la vida. «Pude ver cadáveres
por todas partes y la devastación es de proporciones colosales».
Los servicios de emergencia acudieron a toda la región, de gran
atracción para el turismo occidental que vuela a dicha zona durante
la Navidad en busca de un poco de sol. En Sri Lanka, donde el
número de muertos se calcula en unos 3.500, muchos cadáveres
flotaban en el agua y varios autos eran arrastrados hacia el mar,
mientras miles de personas huían de sus hogares. Hermosas playas
han sido convertidas en campos de escombros y destrucción.
Alrededor de 750.000 personas han tenido que abandonar sus
hogares.
Las regiones más devastadas parecían ser las zonas turísticas en
el sur y el este, donde los hoteles quedaron inundados o fueron
arrasados. En Indonesia, donde han muerto al menos 4.422 personas,
las aguas tumultuosas arrasaron con todo lo que encontraron a su
paso y arrastraron a muchas víctimas hacia el mar, incluidos niños
que la potente corriente marina arrancó de los brazos de sus
padres. En India, muchas personas lloraban alrededor de los
cadáveres de sus parientes en el sur del país. Las playas de la
región están inundadas y muchos vehículos y botes destrozados yacen
casi sumergidos o flotando sobre el agua. Las modestas casas en la
costa de Madrás, donde perecieron unas 100 personas, estaban bajo
el
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