El mayor juicio por pederastia e incesto de la historia judicial
francesa comenzó ayer en Angers, donde comparecieron 66 adultos
acusados de violar o prostituir a 45 menores, incluidos sus propios
hijos y nietos.
El Tribunal de lo Criminal de Maine-et-Loire debe juzgar durante
los próximos cuatro meses a 39 hombres y 27 mujeres por
violaciones, agresiones sexuales, proxenetismo y otros delitos
conexos, cometidos entre enero de 1999 y febrero del 2002.
Estos delitos son punibles con hasta 20 años de prisión, aunque
tres de los inculpados afrontan la cadena perpetua por
reincidentes.
Tras el sorteo de los nueve jurados titulares y ocho suplentes
del juicio, así como las constituciones de la parte civil, la
jornada de ayer estuvo dedicada al llamamiento de los 66
acusados.
No será hasta finales de la próxima semana cuando comiencen los
debates a fondo del caso, tras la presentación de los testigos y la
lectura de la larga acta de acusaciones, tras la instrucción de un
sumario de 25.000 páginas. El veredicto está previsto para finales
de junio.
Los 19 niños y 26 niñas víctimas, que tenían entre seis meses y
12 años en el momento de los hechos y actualmente residen en
hogares de acogida, no acudirán a la sede del tribunal, donde se
proyectarán sus testimonios grabados. Los hechos, calificados de
«repugnantes» por la fiscalía y que muchos inculpados han
confesado, se desarrollaron, sobre todo, en un apartamento de un
barrio periférico de Angers.
Según la acusación, varias parejas de escasos recursos
económicos «alquilaron» a sus hijos a cambio de pequeñas sumas de
dinero, alimentos e incluso paquetes de tabaco. Los agresores eran
vecinos y conocidos de los progenitores, pero también los padres e
incluso los abuelos de los niños, que crearon la mayor red de
prostitución infantil desmantelada en Francia.
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