Cinco guardias civiles murieron en la madrugada de ayer y dos
resultaron gravemente heridos después de que un camión arrollara a
los agentes que efectuaban un control en la A-1, a la altura de la
localidad de Buitrago de Lozoya (Madrid) al perder el conductor el
control del vehículo tras quedarse dormido.
El alférez José Luis Periáñez fue ingresado en estado crítico en
el hospital La Paz de Madrid y «se teme por su vida», según declaró
el delegado del Gobierno en Madrid, Constantino Méndez, en el
tanatorio Santa Ana, de Colmenar Viejo, donde fueron trasladados
los cuerpos. Periáñez, nacido en Talaván (Cáceres), está destinado
en la quinta compañía de Colmenar Viejo desde 2002 e ingresó en el
Cuerpo en 1982.
El otro herido, el agente Luis Ramos, que está destinado en
Lozoyuela (Madrid) desde el pasado año e ingresó en la Guardia
Civil en 2002, ingresó en estado de gravedad.
Los cinco fallecidos participaban junto a otros seis compañeros
en un control «habitual», aunque reforzado con motivo de la Cumbre
Internacional sobre Terrorismo inaugurada ayer por la mañana en
Madrid.
Los agentes fallecidos son: Marcelino Calaco, natural de Badajoz
y destinado en Buitrago de Lozoya; Javier López, madrileño con
destino en Rascafría; Juan Antonio Hermoso, natural de Málaga y con
base también en Rascafría; Francisco Javier Cavia, nacido en
Palencia y destinado en Miraflores de la Sierra, y el alumno en
prácticas Ricardo Villar, nacido en Madrid y destinado en
Lozoyuela.
Tres de los agentes fallecidos estaban casados -uno de ellos
tenía cuatro hijos y otro uno- y dos eran solteros.
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