El interno del Hospital Psiquiátrico que resultó quemado sigue en la UCI

B.C.S. presenta un pronóstico grave, con quemaduras en el nueve por ciento de su cuerpo, en concreto en el rostro y las manos. Las heridas son de primer y segundo grado, pero lo que más preocupa a los médicos es la cantidad de humo tóxico que inhaló antes de ser rescatado del cuarto de baño, donde se refugió cuando empezó el fuego. La intoxicación le provocó quemaduras internas y los facultativos siguen muy de cerca sus problemas respiratorios. E.M.M., el otro paciente del Psiquiátrico que también inhaló humo, recibió ayer el alta en el hospital de Son Llàtzer y regresó al complejo de la calle Jesús. Su estado, afortunadamente, no era tan grave como el de B.C.S.

Por su parte, la Policía Científica siguió ayer con las pesquisas para aclarar el origen del incendio. Las dos hipótesis principales que se barajan es que un cortocircuito quemó el televisor, y luego las llamas se propagaron al resto del mobiliario; o que una colilla mal apagada incendió una butaca. Las fuentes consultadas indicaron que «parece más probable» la primera versión, si bien tampoco se ha descartado la segunda.

En otro orden de cosas, trabajadores del Psiquiátrico y sindicalistas criticaron ayer duramente los fallos en los sistemas antiincendios, y aseguraron que «no ha habido muertos porque los tres auxiliares que estaban de guardia actuaron con gran rapidez y profesionalidad». Francisco Moreno, del Stei, denunció que la alarma no había saltado -contradiciendo así la versión del propio director del Psiquiátrico, César Azpeleta-, que las puertas especiales no se bloquearon para impedir que el humo se propagara y que las mangueras presentaban deficiencias. «Ha habido dos responsables de que las cosas no hayan funcionado como tocaban: el primero es el encargado de mantenimiento y el segundo el responsable del servicio de prevención de Gesma», añadió.