Las grúas retiraron los dos coches siniestrados, que resultaron con cuantiosos daños materiales tras la colisión frontal.Fotos: ALEJANDRO SEPÚLVEDA

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Dos heridos, retenciones de consideración y cuantiosos daños materiales es el balance de un aparatoso accidente de tráfico que tuvo lugar a primera hora de la tarde de ayer en la autovía de Palma, frente a la Catedral.

De acuerdo con los datos facilitados por el Subsector de Tráfico de la Guardia Civil, la colisión frontal se produjo a las 13.10 horas. Un Seat Ibiza de color rojo con placas de matrícula IB-9229-DF salió del semáforo del Moll Vell, en dirección a la autopista de s'Arenal. Antes del cruce con Joan Maragall, en el kilómetro 0.100, el conductor perdió el control y se estrelló contra una farola. A continuación, y a gran velocidad, atravesó la mediana en un tramo ligeramente curvo e invadió el carril contrario. En ese sentido circulaba un Fiat Uno de color gris, con placas 7354-CYG, que no pudo evitar el choque frontal. El impacto fue tremendo y este último turismo chocó a su vez contra una pesada pieza de señalización de hormigón.

Habitualmente el tráfico en aquel tramo es denso, debido a que se están realizando las obras de acceso al aparcamiento del Parc de la Mar, pero tras la colisión la situación se tornó caótica. Ambulancias Insulares, numerosas patrullas de la Guardia Civil, bomberos y grúas intentaron llegar hasta ese punto kilométrico, que había quedado colapsado.

Una mujer y un hombre fueron atendidos de contusiones y lesiones en distintas partes del cuerpo, pero aparentemente su estado no era grave. A la fémina le aplicaron un collarín, porque sufría dolores en las cervicales. Ninguno de los dos perdió el conocimiento. Mientras tanto, los bomberos arrojaron ingentes cantidades de arena sobre la calzada, en el carrill en dirección a Antoni Maura, porque los vehículos siniestrados habían derramado líquidos que suponían un peligro para la circulación.

La Benemérita confeccionó el atestado sobre el accidente y reguló la circulación. El momento de mayor embotellamiento fue cuando el carril quedó cerrado de forma momentánea, ya que las grúas tenían que retirar los dos coches accidentados y necesitaban espacio para poder maniobrar. Minutos después de las dos de la tarde la situación ya se había normalizado y sólo quedaban algunos restos de la carrocería sobre la calzada.