Evgeniy Sherbakev está acogido en Palma por la Cruz Roja. Foto: LEILA

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PEP MATAS/LEILA
Evgeniy Sherbak nació hace 26 años en la República de Bielorrusia. Hace unos días llegó a Mallorca huyendo de su país, donde su madre fue asesinada y si él regresa tiene que cumplir 25 años de cárcel «y seré ahorcado», por pertenecer al Frente Unico de Bielorrusia (FUB), partido opositor del actual presidente, Lukoshencov.

Evgeniy, que está acogido por la Cruz Roja de Palma, pide asilo político en España y explica la situación que se vive en su país, los motivos por los que huyó y por lo que pide que se le conceda el asilo.

Nació en la ciudad de Nagorniy, en la provincia de Magadan. Después de obtener el Graduado Escolar y estudiar Economía obtuvo el título de guardaespaldas en la Escuela Superior Sekyuruti. El joven cuenta que el año 2004 su madre murió a causa de una brutal paliza, en la que el agresor la agredió también con un arma blanca, y junto al cadáver se encontró una nota que decía: «Esto es sólo un ejemplo. El mismo fin tendrán todos los familiares de los miembros del partido FUB». Cuando ocurrieron estos hechos Evgeniy cuenta que estaba detenido, que el caso fue cerrado por la policía por falta de pruebas, y dice estar convencido de que los que asesinaron a su madre eran miembros del Comité del Estado para la Seguridad, agentes fieles al presidente que se dedican a la investigación y captura de todos los ciudadanos que consideran que corren un peligro para la seguridad del país.

El joven cuenta que los objetivos del FUB son los de liberar Bielorrusia de la ocupación de los rusos, la libertad de expresión y democracia, y que Bielorrusia sea para los bielorrusos y no para los ocupantes rusos. Añade que en su país desaparecen miles de personas por el sólo hecho de no estar de acuerdo con la política del dictador Lukoshencov, y que se pisotean a diario los más elementales derechos humanos. La función de Evgeniy en el FUB era la de guardaespaldas de los principales líderes del partido. Ha sido detenido en innumerables ocasiones, agredido, encarcelado y torturado.

En la última ocasión en la que estuvo preso le querían obligar a firmar una confesión «me dijeron que si no lo hacía matarían a mi madre -y apareció muerta - me quemaron con cigarrillos, me rompieron tres dedos, perdí mi personalidad...si llegó a firmar me hubieran condenado a 25 años y, seguro, ahorcado en la cárcel. A través de mi abogado, en marzo del presente año, pude salir de la cárcel y con documentos que me facilitaron salí del país con un pasaporte polaco y llegué a Kelinengrad. Allí me subieron a un barco que zarpó el 17 de marzo. Ahora sólo espero y deseo que en España me concedan el asilo político».