Margalida Payeras, viuda desde hace años, permanece ahora
ingresada en la Fundació Hospital de Manacor a la espera de saber
si debe ser operada o no del sacro y la pelvis, las partes más
resentidas de su cuerpo tras el accidente. Su única hija Beatriz de
30 años no se separa de su lado.
-Margalida, ¿cómo se encuentra ahora?
-Estoy muy dolorida , tengo una fisura en la pelvis y el sacro
roto, además del bazo y el hígado un poco resentidos pero parece
que no será nada grave. Me han hecho muchas pruebas y me siento
cansada.
-¿Recuerda usted algo de lo sucedido?
-Todo. Yo no perdí la consciencia en ningún momento. Acababa de
salir de casa y me dirigía en dirección Manacor-Porto Cristo porque
entraba a trabajar a las siete de la mañana. Pocos metros después
de la gasolinera que hay en la recta de Santa Cirga ya vi un coche
que se cambiaba de carril y se dirigía de frente hacia mi, iba a
toda velocidad. Le toque el claxon por tres veces. Le veía
claramente, iba directo hacia mi y yo era su objetivo. Parecía un
robot sin inmutarse. De repente hizo ademán de volverse a su carril
pero no, circulaba justo en medio de la calzada.
-¿Y entonces?
-Entonces sucedió todo, fue muy rápido. Al verle encima de mi pensé
en echarme a la izquierda pero no lo hice por si él también se
desviaba. Entonces giré a la derecha y pude esquivar un poco el
golpe porque de forma contraria habría sido un choque frontal y
seguro que no lo cuento. Reitero que él iba a toda velocidad.
-¿Tras el golpe siguió usted consciente?
-Sí, mi coche se quedó casi en la cuneta y empezó a salir humo.
Pasó un coche y no paró, tal vez pensó que el accidente no había
ocurrido en aquel momento porque el automóvil del «kamikaze» salió
despedido campo a través a más de 200 metros del mío y no se veía
desde la carretera. Entonces intenté salir como pude porque la
pierna izquierda me dolía mucho. Inmediatamente pararon dos jóvenes
a los que estaré eternamente agradecida porque no me dejaron sola
ni un momento. Yo les decía «hay otro coche» hasta que uno de ellos
localizó al otro conductor.
-¿Tiene miedo de volver a coger el coche?
-No me lo he planteado todavía, ahora sólo quiero asumir todo lo
que me ha ocurrido. No sé si le tengo miedo al coche o no.
-¿Qué piensa hacer ahora?
-Por la vía legal quiero llegar hasta el fondo de la cuestión . Que
me den todo lo que me toca y que quede claro que no lo haré por el
tema monetario. Ha sido todo una injusticia muy grande. Mala suerte
también, y ya me está empezando a afectar psicológicamente porque
aquel joven se quería matar... -Margalida se emociona- e iba a por
mi.
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