Los agentes llevan un tiempo tras los pasos del ladrón -o
ladrones- y de momento no se han practicado detenciones. Lo más
curioso es que los robos de coches se llevan a cabo siempre los
sábados por la noche. Hace algunas semanas se contabilizaron tres
casos y luego, quizás por la presión policial, los delincuentes
dejaron de actuar. Este último fin de semana, empero, una furgoneta
marca Citroën Berlingo fue sustraída cuando estaba estacionada
cerca del bar La Almudaina, en Artà.
Se da la circunstancia de que el vehículo fue recuperado al día
siguiente en perfecto estado, en las inmediaciones del Hotel San
Salvador, pero el dueño no tenía otro juego de llaves y no pudo
hacerse cargo de ella en aquel momento. Una grúa debía retirar la
furgoneta de aquella calle, pero de forma inesperada el ladrón se
adelantó y la volvió a robar. En esta segunda ocasión ya no hubo
tanta suerte y el vehículo fue localizado en la carretera de la
ermita de Betlem, volcado y con daños en la carrocería. La policía
cree que fue utilizada en una carrera ilegal, y acabó en aquel
sembrado tras salirse de la vía.
La inspección ocular no ha permitido localizar pistas o huellas.
Los robos en la localidad han causado cierta alarma, pero lo que
más preocupa a los investigadores es que se realicen carreras
ilegales, ya que suponen un riesgo para lo conductores que circulan
normalmente. En uno de los robos anteriores, cuando el vehículo fue
recuperado se hallaron en su interior herramientas de una empresa
de construcción, que no habían sido tocadas. Es decir, no les
interesaba el contenido.
En las últimas horas también ha sido detenido en aquel pueblo un
ciudadano alemán que, en estado ebrio, se enfrentó a varios
agentes, según informaron en un juzgado de Manacor. El domingo, a
eso de las siete y cuarto de la tarde, el extranjero comenzó a
montar un escándalo en el bar del teatro municipal. Había consumido
bebidas alcohólicas y se encontraba beodo. Una patrulla acudió al
recinto y le llamó la atención. El alemán, sin embargo, siguió
causando alboroto, con gritos y aspavientos.
Los agentes lo sacaron a la calle y le conminaron a que se
identificara. El hombre continuó con su actitud poco colaboradora y
a medida que se veía presionado fue poniéndose violento, hasta el
extremo que llegó a empujar a los policías. Al final tuvo que ser
reducido por la fuerza, y se hizo cargo de él la Guardia Civil.
Ayer fue trasladado hasta los juzgados de Manacor y luego quedó en
libertad.
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