Los condenados fueron juzgados en octubre de 2003 por el
Tribunal del Jurado, quien les consideró culpables de asesinato.
Según indicaba el fallo, ambos se instalaron en el hostal en agosto
de 1998, aunque con el paso del tiempo comenzaron a no pagar el
alquiler de las habitaciones, llegando a contraer una deuda de unos
1.200 euros con el propietario del hostal.
El crimen tuvo lugar el 9 de diciembre de 1998. Ya de madrugada,
bajaron desde su habitación a la entrada y sorprendieron al
conserje mientras orinaba en un pequeño aseo. Los acusados le
agredieron por la espalda con un macetero de hierro, golpeándole en
la cabeza. El conserje se giró y recibió nuevos golpes en diversas
partes del cuerpo. Cuando ya se encontraba aturdido, los agresores
le colocaron una camiseta alrededor del cuello y le estrangularon,
causándole la muerte.
La sentencia consideraba probado que, tras el crimen, los
acusados quisieron hacer desaparecer las huellas y pruebas, por lo
que limpiaron el escenario del crimen con diversos productos de
limpieza. Luego subieron a su habitación, se cambiaron la ropa que
había resultado manchada con la sangre de la víctima, la
envolvieron en una toalla de playa y la arrojaron a un contenedor
de obra situado a unos 200 metros del hostal. Una mujer que abrió
el paquete al día siguiente descubrió las manchas de sangre en las
prendas de ropa y avisó a la policía.
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