Los responsables de la investigación destacaron que los siete
acusados -croatas, bosnios, ucranianos, eslovacos y albano
kosovares- ya se vieron implicados el año pasado en otra oleada de
robos en Mallorca. Tras una breve estancia en prisión, quedaron en
libertad y volvieron a las andadas. En invierno actuaban en la
Península y en verano regresaban a Mallorca, su paraíso del delito.
El 'capo' croata de la banda residía en la Plaza Gomila, junto a
una mujer eslovaca y otro matrimonio del Este. Se movía en un
lujoso Audi A8, de gran cilindrada, y llevaba un nivel de vida
escandaloso. Podían gastar 600 euros al día en máquinas
tragaperras.
El Grupo de Patrimonio de la Guardia Civil, por un lado, y el
Grupo de Crimen Organizado de la Jefatura, por otro, abrieron una
investigación y compartieron las diligencias. Los asaltos a
viviendas se sucedían y era casi imposible cazarlos. La pista
definitiva llegó con el robo en una casa de Puigpunyent. Uno de los
ladrones dejó una huella y a partir de ahí la investigación avanzó
con paso firme y fue desmantelada parte de la banda.
Las otras casas que ocupaban estaban en Son Ferriol y todas
ellas fueron registradas, al igual que la de Joan Miró. Se
encontraron joyas, en grandes cantidades, dinero, tarjetas de
crédito y documentaciones, así como tres vehículos de gran
potencia. Los investigadores les imputan más de 70 robos en toda
Mallorca y ayer seis de ellos declararon ante el juez. La mujer
apresada quedó en libertad con cargos porque tiene que cuidar de un
niño de 18 meses. Marcelino Ripoll, el jefe del Grupo de Crimen
Organizado, destacó que los implicados tenían distintas
identidades.
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