El secretismo que rodea a las mafias que se dedican a colocar a
mujeres rumanas en la entrada de supermercados de Palma, pidiendo
limosna, hace muy difícil desmantelar este tipo de organizaciones.
Sin embargo, la Guardia Civil ha conseguido detener a un ciudadano
del Este, llamado Nicu G., de 35 años, que se dedicaba a recaudar
las cantidades que reunían aquellas falsas mendigas.
Según explicó ayer el portavoz autorizado de la Oficina
Periférica de Comunicación (OPC) de la Comandancia de Palma, el
individuo está acusado de un delito contra los derechos de los
ciudadanos extranjeros y se ha confirmado, de momento, su relación
con una de las pedigüeñas. Las mujeres utilizadas en este fraude
son rumanas jóvenes, en la mayoría de las veces analfabetas, a las
que visten de forma harapienta.
También les entregan pequeños carteles con peticiones de ayuda
(«Soy viuda y tengo que mantener a cinco hijos») y un cartón, para
que se puedan sentar sobre la acera, a la puerta de los
supermercados. Cada mañana los responsables de la banda las
acompañan en furgoneta a su «puesto de trabajo», pero las dejan a
una distancia prudencial para no llamar la atención. Por la noche,
cuando los negocios cierran, las falsas mendigas caminan hasta una
dirección determinada por sus jefes y les entregan todo el dinero
que han recaudado. Los beneficios son millonarios.
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