Los bomberos de Palma tardaron ayer dos horas en sofocar un
incendio que se declaró en un descampado del poblado gitano de Son
Banya, donde se acumula basura y efectos de dudosa procedencia, y
que afectó al exterior de tres chabolas.
A las 12,40 horas, aproximadamente, un montículo de plásticos,
bolsas, muebles y otros efectos quedó envuelto en llamas, en la
parte de atrás del poblado. El fuego se extendió rápidamente y
alcanzó neumáticos amontonados, lo que creó una nube negra muy
tóxica. Un camión de bomberos se desplazó hasta Son Banya y los
funcionarios refrescaron la zona colindante a las llamas, para que
no siguieran avanzando. Luego combatieron el foco principal, que
había cogido mucha fuerza.
En las casetas próximas numerosos residentes, de etnia gitana,
siguieron con relativo interés las tareas de extinción. «Seguro que
le han pegado fuego intencionadamente. No es la primera vez que
pasa», contó un joven, mientras seguía con la vista a los bomberos.
La columna de humo que se alzó sobre Son Banya era visible desde la
vía de cintura y la rotonda de Can Blau. Los servicios de
emergencia recibieron llamadas de particulares y conductores que
divisaban la humareda, y que pensaban que se estaba incendiando una
nave industrial o un edificio.
Las tareas se prolongaron hasta las dos y media de la tarde, ya
que los bomberos no tenían maquinaria para remover los montones de
basura que ardían. «Con una pala podríamos haber acabado mucho
antes, porque el agua habría llegado hasta los últimos rescoldos»,
explicó un portavoz de los bomberos de Palma. El fuego calcinó
numerosos efectos de dudosa procedencia, alguno de ellos producto
del canje por drogas y otros robados. Los residentes en las casetas
más próximas al humo no resultaron intoxicados y pudieron regresar
a sus casas en cuanto se recuperó la normalidad.
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