Unas 150 personas se concentraron ayer por la tarde frente al
edificio de Delegación de Gobierno de Palma para condenar las
actitudes racistas y exigir que se agilice la investigación para
detener a los 20 'cabezas rapadas', que el pasado martes agredieron
a dos inmigrantes en las inmediaciones de la plaza de España.
El portavoz de la Asociación de inmigrantes marroquíes en
Balears, Mustafá Boulharrak, explicó que una de las víctimas llamó
a la policía justo después de la agresión, pero que los agentes no
acudieron porque pensaban «que se trataba de una broma». Este
comentario obtuvo la respuesta del delegado del gobierno, Ramón
Socías, quien expresó su preocupación por lo que entendió como una
«acusación velada de falta de actitud de la policía», y prometió
que se investigará a qué hora se realizó la llamada y cuánto tiempo
tardaron en reaccionar los agentes, aunque aclaró que no comparte
algunas de las críticas realizadas por el sindicato CGT en cuanto a
la actuación policial.
En este sentido, Socías reiteró su compromiso para mantener la
política de «tolerancia cero» en las manifestaciones xenófobas y
racistas en Balears «porque no queremos grupos neonazis o fascistas
en nuestra comunidad».
El delegado de gobierno también aseguró que existen «sospechas
fundadas» de qué grupo provino la agresión, aunque reconoció que
aún no se han determinado sus identidades. En la concentración, en
la que se oyeron gritos contra el racismo y contra la ley de
extranjería, también participó un pequeño grupo de «red skins», de
ideología opuesta a los «skin heads».
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