El aparato, un boeing 373/800 de las líneas aéreas chipriotas
«Helios», se precipitó en la zona de Gramatiko, unos 60 kilómetros
al noreste de Atenas, escasas tres horas después de que despegara
del aeropuerto de Larnaca.
Según las investigaciones, el accidente fue producto de un fallo
en el sistema de refrigeración de la cabina, que causó la muerte
por asfixia o congelación al piloto y al copiloto, además de la
mayoría de los pasajeros.
«No podemos hacer conjeturas. Los indicios que ahora tenemos nos
llevan a pensar que fue un fallo técnico, pero las investigaciones
aún prosiguen», dijo el director de la oficina de Información de la
Presidencia del país, Marios Karoyan, en respuesta a si se trataba
de un atentado terrorista.
La teoría se apoya en el testimonio de los dos cazabombarderos
griegos que se situaron junto al avión pocos instantes antes del
siniestro, y el mensaje telefónica de despedida enviado por uno de
los pasajeros a un amigo.
De acuerdo con su relato, cuando llegaron a la altura del Boeing
siniestrado, alquilado por «Helios» a la compañía egipcia de
bandera «Egyptair», el capitán de la nave, de nacionalidad alemana,
no estaba en su puesto, el copiloto, greco-chipriota, yacía sobre
el asiento y las máscaras de oxigeno se bamboleaban en el
techo.
El mensaje telefónico de un pasajero informaba al receptor de
que «hace mucho frío en el avión, estamos congelados», y concluía
con un significativo «Adiós amigo».
Además, otros dos indicios -la última comunicación del piloto
con la torre de control en Larnaca y el historial técnico del
aviónayudan a sostener que no se trató de un sabotaje.
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