La caseta donde ocurrieron los hechos está situada frente al cementerio. Foto: JAVIER JIMÉNEZ
31/08/05 0:00
JAVIER JIMÉNEZ/JOSEP M.SASTRE
Era noche cerrada. A la una y cuarto de la madrugada un joven
marroquí, vecino de Artà, cubrió caminando los 200 metros que
separan la entrada de la finca de s'Hort de sa Corbaia de la caseta
de campo de Pedro Bonnín Fuster. Al llegar a la minúscula vivienda
notó algo extraño y cuando abrió la puerta de la cocina quedó
horrorizado: su amigo yacía muerto apoyado contra la pared, con la
cabeza reventada y el cuerpo cubierto de sangre. El asesino se
había ensañado con la víctima.
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