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El pequeño Osayuwame, de tres meses de edad, murió el pasado miércoles en una casa de es Rafal. Esa misma mañana su madre Francisca lo había llevado a vacunar a un centro médico. Al poco de regresar a casa, el bebé comenzó a encontrarse un tanto adormilado y la madre decidió acostarlo en su cama, alrededor de las dos de la tarde. Cuando la madre regresó a la habitación tres horas después, su hijo había sufrido lo que los médicos denominan comúnmente muerte súbita, cuyas causas siguen siendo, hoy por hoy, un misterio.

Poco después de enterarse de la noticia, ella y su marido Antonio acompañaron a los padres del bebé, Francisca y Friday, a realizar todas las gestiones pertinentes al juzgado de guardia. Allí, Teresa se enteró de que los familiares, católicos practicantes, tenían la intención de enterrar a su hijo en Palma. Sin embargo, el seguro que tienen contratado no les cubre los gastos del sepelio en Mallorca, sino que contempla el transporte del féretro en avión hasta su país natal, aunque no los gastos de viaje de la familia.

Desde ese día, la barriada de es Rafal ha vivido una oleada de solidaridad para apoyar a los familiares de Osayuwame. El objetivo es recaudar los cerca de 1.500 euros necesarios para pagar el billete de avión de los padres y sus dos hijos hasta Nigeria junto con el cadáver de su hijo, y enterrarlo allí.

La voz cantante de este movimiento solidario está representada por Teresa Torres, que vive puerta con puerta con la familia nigeriana y la conoce desde que se trasladó a su edificio, hace unos dos años y medio. Desde entonces, su familia y la de los inmigrantes nigerianos han vivido una «buena relación de vecinos».

Desde entonces, Teresa se ha armado de valor y ha decidido utilizar todo su tiempo en conseguir el dinero necesario para hacer posible el viaje. «Hacer un bien cuesta muy poco», comenta emocionada mientras camina por la calle Selva, con un bote en la mano.