La Guardia Civil ha detenido a cuatro miembros de una banda que se
dedicaba a clonar tarjetas de crédito en Mallorca. Los sospechosos
son dos hombres y dos mujeres y fueron sorprendidos el pasado
miércoles en el apartamento que ocupaban en la urbanización Maioris
de Llucmajor. En la vivienda tenían un taller completo, con todo
tipo de herramientas, utensilios y sistemas electrónicos e
informáticos necesarios para la actividad delictiva a la que se
dedicaban. Los agentes han recibido varias denuncias de
perjudicados y han detectado envíos de dinero realizados por parte
de los detenidos. La banda ha obtenido grandes beneficios
económicos, aunque se sigue investigando el montante del
fraude.
Los detenidos son: Martin H., con pasaporte checo, de 38 años,
quien era el técnico de la banda, encargado de la fabricación de
los sistemas y está reclamado por la Audiencia Nacional para su
ingreso en prisión; Mimi L., rumano de 35 años, encargado de
seleccionar los cajeros; Elena S., con pasaporte italiano, de 21
años, reclamada por la Audiencia Nacional por dos causas de
falsedad de moneda; y Felicia Andrea, rumana de 22 años.
El sistema que utilizaban para clonar tarjetas era bastante
sofisticado. La banda disponía de una pieza de cajero automático
con la ranura para introducir la tarjeta de crédito. Esta pieza se
colocaba sobre la ranura original del cajero seleccionado, sin que
el usuario notara la diferencia ya que podía sacar dinero con total
normalidad. Sin embargo, la pieza colocada por la banda disponía de
un sistema electrónico donde se quedaban guardados los datos de las
bandas magnéticas. En el mismo cajero, los sospechosos escondían
una minicámara que grababa el momento en que el usuario marcaba el
número secreto.
A partir de ahí clonaban las tarjetas. La información obtenida
de las bandas magnéticas se volcaba a otras tarjetas y, como sabían
los números secretos porque los tenían grabados, podían sacar
dinero sin problemas. No necesitaban robar las tarjetas sino
obtener la información de ellas. Las tarjetas utilizadas para
copiar la información eran tarjetas regalo de unos grandes
almacenes. Así, si hubiesen sido cacheados por la policía no
hubiesen levantado sospechas. En cambio, no hubiesen pasado
desapercibidos con numerosas tarjetas de crédito en su poder.
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