El centro de emergencias del 112 puso en marcha un dispositivo de
alerta y dos parques de bomberos -Felanitx y Llucmajor- acudieron
hasta la calle Gerreria, que permanecía cerrada a vehículos y
viandantes. La Guardia Civil se sumó al operativo y el dueño de la
finca fue informado de lo ocurrido. Numerosos vecinos salieron a la
calle, atraídos por aquellos escombros que bloqueaban parte de la
vía. Los técnicos del Ayuntamiento también visitaron la vivienda
afectada y comprobaron que otra casa colindante había resultado
seriamente afectada, por lo que será necesario derruirla. Se trata,
también, de un inmueble abandonado desde hace un tiempo.
A las doce del mediodía, aproximadamente, un vecino de la calle
Gerreria, cerca de la Plaça de Espanya, avisó a la policía de que
se filtraba agua desde una casa que estaba en estado de abandono.
El dueño hace un año que solicitó al Ayuntamiento la demolición,
pero los trámites burocráticos habían retrasado la operación. La
casa estaba muy deteriorada y de repente se vino abajo, en medio de
un gran estrépito que sobresaltó al vecindario. Afortunadamente los
policías que estaban en las inmediaciones salieron ilesos.
Sobre las causas del derrumbe circulaban ayer varias hipótesis y
una de ellas se refería a la fuga de agua, que pudo reblandecer el
terreno y provocar que ayer la fachada cediera. Sin embargo, hasta
que no se concluya el informe no se darán a conocer las causas
exactas del siniestro. A media tarde los bomberos procedieron a
apuntalar el resto de la fachada que seguía en pie, por una parte
para evitar nuevos sobresaltos y, por otra, para asegurar la
vivienda vecina. De hecho, existía el riesgo de que también se
desplomara. La calle, al cierre de esta edición, permanecía cerrada
y vigilada.
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