La finca está ubicada en la calle Gerreria y hacía un año que su dueño había pedido la demolición. Foto: GORI VICENS

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JAVIER JIMÉNEZ/J.M.SASTRE
La fachada principal de una casa abandonada de dos alturas se vino abajo ayer en Felanitx justo cuando una patrulla de la Policía Local acudía a esa vivienda a revisar una fuga de agua. A pesar del susto y de la aparatosidad del desplome nadie resultó herido.

El centro de emergencias del 112 puso en marcha un dispositivo de alerta y dos parques de bomberos -Felanitx y Llucmajor- acudieron hasta la calle Gerreria, que permanecía cerrada a vehículos y viandantes. La Guardia Civil se sumó al operativo y el dueño de la finca fue informado de lo ocurrido. Numerosos vecinos salieron a la calle, atraídos por aquellos escombros que bloqueaban parte de la vía. Los técnicos del Ayuntamiento también visitaron la vivienda afectada y comprobaron que otra casa colindante había resultado seriamente afectada, por lo que será necesario derruirla. Se trata, también, de un inmueble abandonado desde hace un tiempo.

A las doce del mediodía, aproximadamente, un vecino de la calle Gerreria, cerca de la Plaça de Espanya, avisó a la policía de que se filtraba agua desde una casa que estaba en estado de abandono. El dueño hace un año que solicitó al Ayuntamiento la demolición, pero los trámites burocráticos habían retrasado la operación. La casa estaba muy deteriorada y de repente se vino abajo, en medio de un gran estrépito que sobresaltó al vecindario. Afortunadamente los policías que estaban en las inmediaciones salieron ilesos.

Sobre las causas del derrumbe circulaban ayer varias hipótesis y una de ellas se refería a la fuga de agua, que pudo reblandecer el terreno y provocar que ayer la fachada cediera. Sin embargo, hasta que no se concluya el informe no se darán a conocer las causas exactas del siniestro. A media tarde los bomberos procedieron a apuntalar el resto de la fachada que seguía en pie, por una parte para evitar nuevos sobresaltos y, por otra, para asegurar la vivienda vecina. De hecho, existía el riesgo de que también se desplomara. La calle, al cierre de esta edición, permanecía cerrada y vigilada.