Cancún tiene encanto, al igual que la Riviera Maya. De ahí que
desde hace dos décadas acudan turistas a disfrutar de su clima, sus
playas y sus monumentos mayas. Empero, tanto desarrollo en tan poco
tiempo se ha cobrado víctimas: extensos manglares han sido
arrasados donde ahora se asientan hoteles y la inseguridad ha
aumentado, sobre todo de un tiempo a esta parte.
Por otro lado, y según hemos podido constatar a través de la
prensa y de los periodistas, a la hora de salir del resort el
turista ha de tomar precauciones, porque de lo contrario puede
tener problemas, en ocasiones problemas irreparables.
El Quequi, posiblemente el diario más popular de Quintana Roo,
en su edición del pasado 23 de febrero, recopila, a través de un
amplio reportaje a doble página, los numerosos actos violentos
contra turistas, muchos de ellos traducido en muertes todavía son
resolver.
Cuenta, por ejemplo, que el 22 de febrero -dos días después del
llamado doble asesinato en el Hotel Barceló-, un agente de
seguridad de la empresa «Guardias Blancas», llamado Juan Carlos
Rodríguez Vázquez, natural de Veracruz, que trabajaba en el hotel
Dos Playas de Cancún, violó a una turista alemana, de nombre Ulrike
Wolf, y de 18 años.
Este rotativo, más adelante, recuerda que hace dos meses fueron
brutalmente asesinados en las proximidades de la ciudad de Tullum
(a 130 kilómetros de Cancún), en plena Riviera Maya, la catalana
afincada en Menorca Marta Taulats y su novio el italiano Matías
Mezzeti. En la isla menorquina tenían un bar y una escuela de buceo
y se encontraban por motivos laborales en Tullum, para perfeccionar
sus conocimientos de submarinismo. Fue un crimen horrendo,
espeluznante. Las tres personas que los recogieron haciendo auto
stop les invitaron a tomar unos tragos y a ella le propinaron
ochenta machetazos, dejándola completamente desfigurada, y a él,
uno, mortal. Antes, a ella los tres hombres la violaron
salvajemente, durante horas. Sus cadáveres fueron encontrados,
completamente desnudos, a cierta distancia del lugar del crimen,
junto a un depósito de agua. Fue espantoso. En nuestro poder obran
las fotos y, de verdad que ponen los pelos de punta.
En el año 2000 fue asesinada una turista holandesa, Brenda
Searle, que llegó al estado de Quintana Roo en busca de diversión.
Desapareció misteriosamente el 2 de septiembre de ese año y meses
después -16 de febrero- en un descampado se encontraron unos restos
humanos que se supone que son los suyos. Hasta la fecha se
desconoce quién puso fin a su vida.
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