La policía encontró los cuerpos en el segundo piso de este inmueble.

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La hipótesis del suicidio cobró ayer fuerza en la investigación por la muerte de una pareja alemana residente en Eivissa que, antes de acabar con sus vidas, envenenó a su hijo de 12 años. Según se desprende del contenido de la nota que dejó la pareja, escrita en alemán, la decisión de suicidarse fue fruto de una «depresión de carácter existencial» resultado de un «desencanto vital», informaron ayer fuentes de la investigación. «No estamos a gusto en este mundo, no somos felices», decía la nota encontrada junto a los cuerpos. Por el momento, el Cuerpo Nacional de Policía piensa que se trata de un suicidio doble y el homicidio del menor, un caso que ha conmocionado a los vecinos de la Marina, barrio donde residía esta familia desde enero del año pasado.

La policía encontró los cuerpos anteayer por la tarde en el tercer piso del número 11 de la calle Emili Pou, después de que un vecino también de nacionalidad alemana les avisara, ya que, al parecer, la pareja le dejó otra nota explicando sus intenciones. En un principio se pensó que habían sido familiares de los fallecidos quienes desde Alemania avisaron a la policía.

Los agentes del Cuerpo Nacional de Policía encontraron los cuerpos de la pareja en una habitación y el del niño en otra. Según los resultados preliminares de la autopsia, el niño falleció varias horas antes que los padres, que cuando fueron encontrados llevaban muertos menos de 24 horas.

En los cuerpos no se apreciaban signos de violencia. Los tres tenían la cabeza cubierta por una bolsa, algo que supuestamente hicieron para respirar su propio anhídrido carbónico y así acelerar y dulcificar la muerte. En la casa los agentes encontraron barbitúricos y gran cantidad de alcohol y -con los datos definitivos de las autopsias aún pendientes- se presupone que la pareja primero envenenó al menor y después se suicidaron ellos. La autopsia sí ha revelado que el joven no ingirió alcohol y que fue envenenado con pastillas. El hombre, Wernen Z., tenía unos 40 años o menos, y la mujer, Helene K.Z., 57.

El director insular, José Manuel Bar, confirmó que en la vivienda se encontraron abundantes barbitúricos y bebidas alcohólicas «que podrían poner de manifiesto que los adultos se quitaron la vida mediante la ingesta masiva de algún medicamento», método que habrían empleado también para matar al niño. Bar también informó de que el menor no estaba escolarizado, a pesar de que llevaba más de un año en la isla. Aunque el apellido del menor coincide con el de Wernen Z., un vecino que conoció a la pareja aseguró que sólo era hijo de ella.

Por el momento, se descarta la hipótesis de un suicidio ritual. No hay pruebas que indiquen que pertenecieran a ninuguna organización, tampoco tenían antecedentes ni problemas económicos. Nadie del barrio de la Marina conoce a qué se dedicaban profesionalmente. Al parecer, no tenían trabajo conocido en la isla.

Ayer, los investigadores del Cuerpo Nacional de Policía recorrieron la zona mostrando a los vecinos fotografías de los fallecidos con el fin de recabar toda la información posible.