El funeral en la iglesia de Saint-Gilles y el posterior entierro en un cementerio situado frente al templo se desarrollaron con la asistencia de poco más de cien personas, la mayoría familiares y algunas autoridades.
La ceremonia comenzó con una canción de Michel Fugain, titulada «Oú s'en vont», y algunos de los hermanos de la pequeña asesinada participaron con el encendido del cirio pascual y las lecturas.
La participación de un coro de niños de Saint-Nicholas terminó de imprimir un espíritu infantil al funeral.
El sacerdote que ofició el funeral, Achille Taon, declaró posteriormente a la televisión pública RTBF que la ceremonia buscó «la presencia de los niños en el corazón de la gente».
La familia había solicitado tanto a la población como a la prensa que respetaran su dolor y su intimidad, por lo que varios cientos de personas se congregaron en torno a la iglesia para manifestar en silencio su apoyo.
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