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EFE-BÉLGICA
Nathalie Mahy, una de las dos niñas que fueron encontradas asesinadas el pasado miércoles, fue enterrada ayer en la más estricta intimidad en una emotiva ceremonia en la ciudad de Lieja (este de Bélgica). Los belgas están indignados y piden más dureza contra los pederastas.

El funeral en la iglesia de Saint-Gilles y el posterior entierro en un cementerio situado frente al templo se desarrollaron con la asistencia de poco más de cien personas, la mayoría familiares y algunas autoridades.

La ceremonia comenzó con una canción de Michel Fugain, titulada «Oú s'en vont», y algunos de los hermanos de la pequeña asesinada participaron con el encendido del cirio pascual y las lecturas.

La participación de un coro de niños de Saint-Nicholas terminó de imprimir un espíritu infantil al funeral.

El sacerdote que ofició el funeral, Achille Taon, declaró posteriormente a la televisión pública RTBF que la ceremonia buscó «la presencia de los niños en el corazón de la gente».

La familia había solicitado tanto a la población como a la prensa que respetaran su dolor y su intimidad, por lo que varios cientos de personas se congregaron en torno a la iglesia para manifestar en silencio su apoyo.