Responsables de la empresa de barcos de alquiler, con los sanitarios y la Policía Local. Foto: ELENA BALLESTERO

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JAVIER JIMÉNEZ
Mariano Àngel Hetman, un argentino de 32 años, residente en el Port de Pollença, se encontraba a las 14.45 horas de ayer trabajando en un embarcación de unos cinco metros de eslora. El joven está empleado en la empresa Formentor Charter, especializada en el alquiler de lanchas, y según parece estaba retirando combustible de la nave.

La deflagración, según fuentes sanitarias, le desfiguró el rostro y le causó heridas gravísimas en la nariz, la boca y los ojos. El herido, finalmente, fue trasladado hasta Son Dureta, donde los médicos comprobaron que su estado era de extrema gravedad e iniciaron las gestiones para conseguir su rápida evacuación hasta el hospital valenciano de La Fe. Curiosamente, la potente deflagración en el barco apenas causó daños a la embarcación, que quedó amarrada en el Port de Pollença, ante numerosos curiosos que se acercaban para interesarse por lo ocurrido. Sobre las circunstancias del accidente, circulaban versiones distintas. Este periódico se puso en contacto con la empresa de Mariano Àngel, pero uno de los encargados se limitó a declarar: «No estoy de humor para hacer declaraciones, gracias». Desde Son Dureta anoche se informó que el herido presentaba quemaduras «en prácticamente todo el cuerpo», a pesar de que el 061 señaló a las cuatro de la tarde que las lesiones le alcanzaban el 34 por ciento de su superficie corporal.

De repente, una potente deflagración le alcanzó de lleno en el rostro y dejó su cuerpo terriblemente quemado. Afortunadamente, el fuego no se extendió por la embarcación y no se produjeron nuevas explosiones. Los testigos del accidente pidieron ayuda con máxima urgencia, mientras el joven argentino seguía consciente, aunque conmocionado. El centro de emergencias del 112 coordinó el dispositivo y una uvi-móvil del 061 acudió hasta el Port de Pollença, al igual que varias dotaciones de la Policía Local. Mariano Àngel presentaba quemaduras en, al menos, el 34 por ciento de su cuerpo, sobre todo en el rostro, el tórax y brazos. Los sanitarios lo introdujeron en la ambulancia y durante cerca de una hora estuvieron estabilizando sus constantes vitales.