TW
0

JOAN SOCÍAS
Rudolf Messerer se ha definido a sí mismo como «un hombre frío y calculador», y a la pregunta de por qué acabó con la vida de la que durante doce años fue su compañera sentimental, no ha respondido de una forma concreta. Pero de sus palabras se deja entrever que los celos tuvieron algo que ver, o mejor mucho que ver. En cualquier caso, el hombre ha confesado ya el crimen y seguramente hoy será presentado ante la autoridad judicial en Manacor. Finaliza así el trabajo del Grupo de Homicidios, de la Brigada de Policía Científica y de los policías del CNP de la comisaría de Manacor.

Mientras, en Cala Murada ahora son muchas las personas que hablan del asesino, y «recuerdan» pasajes violentos que hace tan sólo unos días parecían no existir. Lo que ha quedado claro es que el robo no tuvo nada que ver con el crimen, y que esa era una hipótesis que casi nadie se creyó. Ayer, con un sol de justicia, varios ciudadanos alemanes pasaron por delante del chalet donde ocurrieron los hechos, y algunos se mostraron incluso enfadados por la presencia del que suscribe. Parecía como si trataran de «proteger» la honorabilidad de su compatriota pero, sólo horas después, cuando supieron que el hombre ya había confesado, algunas de las mismas personas recordaban los citados actos de más o menos violencia que había protagonizado en la zona. Y mientras todo esto ocurría, una patrulla de la UTC iba pasando por delante del chalet, se acercaba hasta la playa y seguía con su ruta.

Algo normal en una zona en la que también patrullan vehículos del CNP, y de la que se ha escrito en estas páginas que es de las más seguras de la Isla. Por la noche, el comentario era casi generalizado entre los residentes. Casi todos ellos tenían claro que Rudolf era el asesino, y sólo alguno tenía alguna duda sobre la posibilidad de que hubiera sido otra persona. Pero lo que estaba claro es que nadie se creía la teoría del ladrón.