Los técnicos de Mallorca evitan que el fuego alcance algunos pueblos

Ayer, como cada día, se levantaron de las camas de sus habitaciones en la Escuela de Hostelería de Santiago de Compostela a las ocho de la mañana. Desayunaron junto a sus compañeros bomberos de Asturias y recibieron la visita por sopresa del vicepresidente de la Xunta, Anxo Quintana. Tras reunirse con los técnicos autonómicos, decidieron que su zona de actuación sería la Sierra de Barbanza, cuyas algunas de sus poblaciones como Tallara y Silva, ambas cercas de Noia, corrían serio peligro. A las diez de la mañana ya estaban en marcha en dirección a esta preciosa zona costera gallega, afeada por el denso humo que se divisaba a varios kilómetros de distancia. Prácticamente sin parar durante todo el día, realizaron dos labores fundamentales: apoyo técnico a los mediso aéreos, bueno, en esta ocasión al único medio aéreo disponible para esta zona, que era un helicóptero, y trabajo a destajo tirando de manguera. Hasta las seis de la tarde, apenas pararon diez minutos para comer un bocadillo. A esa hora llegó el relevo de sus compañeros asturianos. En el lugar se quedaron los bomberos recién llegados y los mallorquines y el resto de asturianos se retiraron a descansar mientras miraban el amenazador humoque rodea su residencia. El día anterior habían estado trabajando hasta las 12,30 de la noche y estas horas de más de descanso les vinieron de maravilla. Para hoy, el día se presenta más movido todavía pero también más alegre, porque a última hora de la noche estaba prevista la llegada a la capital gallega de trece compañeros que salieron a primera hora de la mañana del ayer de Palma. Con ellos viajan varios «pick-ups» con 500 litros de capacidad de agua cada uno y diverso material antiincendio.