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E.L.V./EFE
Un despliegue sin precedentes de bomberos, servicios de emergencias y policía se adueñó ayer por la mañana de la entrada sur del túnel de Sóller. El motivo era la realización de la práctica final de un curso de emergencias sobre intervención en incendios en túneles, organizado por el Govern, y en el que participaban 23 alumnos.

El ejercicio comenzó a las 10.30 horas, con el supuesto de un accidente frontal entre dos coches a unos 900 metros de la salida del túnel en sentido Palma.

A los pocos minutos comenzó a surgir de la boca una densa nube de humo provocada por la colisión. Inmediatamente, los sistemas automáticos del túnel detectaron el suceso. A la vez, el pasajero de uno de los coches accidentados dio aviso por un poste de emergencia del interior del túnel.

En los minutos siguientes comenzaron a llegar camiones de bomberos del Consell, de Palma, coches del servicio de emergencias, policía local de Bunyola y ambulancias del 061.

Todos ellos fueron recibidos por el jefe de Emergencia del túnel, con el que se formó un improvisado gabinete de crisis. En los primeros minutos, la situación rezumaba la tensión propia de cualquier incidente verdadero, con los oficiales de bomberos caminando nerviosamente a la entrada del túnel, hablando por los teléfonos móviles para averiguar qué pasaba en el interior. Uno de los bomberos explicaba por el teléfono: «Ha entrado un equipo de rastreo, pero aún no sabemos nada... no sabemos si hay heridos o no». Al mismo tiempo, grupos de bomberos comenzaban a organizarse. Mientras unos desplegaban enormes rollos de manguera en dirección al túnel, otros se equipaban con las pesadas bombonas de oxígeno y se perdían entre la nube de humo tóxico.