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Un incendio destruyó ayer por completo una casa prefabricada de madera ubicada a un kilómetro y medio de Algaida. Los bomberos creen que la causa del siniestro, que no causó heridos, fue un cortocircuito.

El centro de emergencias del 112 fue alertado a las siete y cuarto de la mañana de que una casa de madera despedía grandes llamaradas. El comunicante, un vecino o un hombre que circulaba por una carretera próxima, dio la dirección y explicó que la caseta se encontraba en las inmediaciones de una ruta cicloturística, junto a un mojón que marcaba el punto kilométrico 8. Cuando los bomberos del parque de Llucmajor llegaron se encontraron con «una bola de fuego», según contó ayer un portavoz a este periódico.

El incendio se había propagado al baño, la cocina, la habitación y la sala, y todo la casa, de unos sesenta metros cuadrados, ardía inexorablemente. El dueño explicó que no había dejado nada en los fogones y se mostró desolado por las consecuencias del siniestro.

La Guardia Civil también se desplazó a la finca para interesarse por lo que estaba ocurriendo y los funcionarios, en una primera inspección, no apreciaron indicios de intencionalidad. Los bomberos permanecieron en aquel terreno entre Algaida y Sencelles hasta las diez de la mañana, e incluso cuando se marcharon la vivienda seguía humeante, aunque el fuego ya estaba controlado por completo y no podían hacer nada más. En el interior de la casa el panorama era desolador: todo el mobiliario y los enseres, así como ropa, había quedado devastado por el fuego y las altísimas temperaturas. Los cristales habían reventado, pero desde el exterior la fachada había aguantado en pie. Por la versión de un vecino, que aseguró que el fuego había empezado en la parte de atrás de la casa, se desprende que la chispa inicial habría saltado en la conexión eléctrica.