En la imagen, controles de la Guardia Civil de Tráfico en Inca, en busca de conductores ebrios. Durante este mes las sanciones descenderán bruscamente.
Joan Miquel Perpinyà, secretario general de la AUGC, junto a Joan Mesquida.

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JAVIER JIMÉNEZ
Sin embargo, tal y como ha ocurrido en otras ocasiones, sí que tienen mecanismos de presión, como el que han puesto en marcha ahora. De un tiempo a esta parte, según denunció ayer la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), la situación de la Agrupación de Tráfico se había deteriorado de forma muy rápida. Sus efectivos denunciaban carencias materiales y falta de personal, pero la gota que ha colmado el vaso ha sido el reparto de la productividad, que se distribuye cada año en fechas navideñas.

En esta ocasión, según miembros de Tráfico, han sido recompensado económicamente funcionarios que llevan a cabo tareas burocráticas, y los agentes que están en las carreteras «hemos sido marginados». «Por citar un solo ejemplo se han producido casos donde la retribución de la productividad para un chófer de un capitán de la Agrupación alcanzó más de mil euros frente a los cien de un motorista. Esta situación es francamente insostenible», denunció ayer la AUGC en un comunicado.

Según este organismo, que representa a unos 25.000 guardias civiles en toda España, «unos parecen solo interesados en funcionar como una agencia de recaudación de dinero y otros solo velan por mantener sus privilegios». Así pues, desde el día 1 de enero la mayoría de agentes de Tráfico de Balears ha optado por una «huelga» encubierta, o también llamada «de bolígrafos caídos».