El vecino declaró ayer, oculto a la vista del acusado bajo la protección de un biombo. Según sus propias palabras, de entre los escombros halló una bolsa «con unos hilos». «Al mirar dentro vi algo marrón, y creí que era arcilla. Pero luego me dije a mí mismo, ¡esto es droga, esto es droga! Me puse nervioso, la tiré al suelo y avisé a la policía».
El inculpado aseguró ante el tribunal que no tiene ninguna relación con las pastillas y que no se dedica al narcotráfico, acusando a sus compañeros. No obstante, estos desaparecieron de la vivienda 15 días antes de que Khalid fuera detenido, y la policía nunca halló su rastro. La droga estaba oculta en un pequeño cuarto repleto de escombros, en una vivienda de la calle Andreu Torrens.
Se da la circunstancia de que fue un vecino de la finca quien descubrió la droga cuando subía a arreglar una de las antenas.
Este vecino declaró que todos los inquilinos poseían una llave de la azotea, aunque los de las plantas inferiores casi nunca subían. También aseguró que el acusado «recibía muchas visitas, y que tanto él como sus compañeros de piso subían con frecuencia a la azotea.
El acusado ya había justificado previamente que sus «visitas» al altillo eran solo para sintonizar la antena parabólica.
El caso es que el Grupo de Estupefacientes acudió a la finca y halló la droga. En total, 9.172 pastillas de éxtasis y casi un kilo de anfetaminas. La cantidad de éxtasis aprehendida supuso en su momento uno de los mayores alijos de esta sustancia detectados y decomisados en los últimos años en Balears.
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