Tras conocer el veredicto de culpabilidad, Sylvia Schäfer no pudo reprimir las lágrimas.

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El jurado popular emitió un veredicto unánime para la alemana Sylvia Schäfer: culpable del asesinato de su ex pareja, Gerth Wilhelm Möller, a quien golpeó con un mazo y posteriormente rajó el cuello con un cutter.

Los nueve miembros del tribunal del jurado consideran probado que Sylvia mató al que había sido su compañero sentimental durante 13 años, «aprovechando que estaba dormido e indefenso, hallándose en postura de extrema relajación». También descartaron la participación de terceras personas, considerando que Sylvia estaba en el lugar de los hechos y tenía un motivo para matar al hombre.

El fallo fue muy tajante puesto que el jurado dio por probados todos los hechos de culpabilidad que recaen sobre la acusada. De hecho, el veredicto supuso un rápido repaso a cómo se produjeron los hechos. De este modo explicaron que la relación entre ambos había durado 13 años y acabó en junio de 2004, pero que la mujer deseaba retomarla y que incluso llegó a escribir una carta a Gerth en la que le pedía volver con él. A pesar de la negativa del hombre, le permitía ocasionalmente a Sylvia dormir en el yate, puesto que cuando venía a Mallorca no tenía otro lugar en el que hospedarse.

El crimen tuvo lugar en una de estas ocasiones, el 12 de enero de 2005. El jurado considera que Sylvia agarró el mazo, se dirigió al camarote de proa en el que se hallaba Gerth y, mientras estaba dormido, le asestó varios golpes en la cabeza. A continuación la mujer arrojó el mazo por un ojo de buey, aunque éste cayó en la embarcación y tuvo que salir a cubierta para tirarlo al mar. Allí lo encontró la Guardia Civil al día siguiente, aún manchado de sangre. Después de esta acción fue nuevamente al camarote donde yacía muerto Gerth y le rajó el cuello de parte a parte con un cutter, aplicando tal fuerza que éste se partió, dejando dos trozos en el interior del cadáver. Luego, se hizo varios cortes en las muñecas con un bisturí.

El veredicto también afirma que no hay ninguna circunstancia por la cual deba dejar la puerta abierta a la suspensión de la condena o a una petición de indulto al Gobierno.

El jurado se retiró de la sala una vez finalizada la lectura, dejando la palabra a las partes. El fiscal solicitó una modificación de la pena inicial, de 20 años, rebajándola hasta los 18 años y seis meses, además de una indemnización de 120.000 euros.

Los dos abogados que representan a la familia de Gerth Möller mantuvieron sus peticiones iniciales de 20 años de cárcel, solicitando además una indemnización de 180.000 euros.

Por su parte, el abogado defensor, que solicitaba la libre absolución, modificó su petición y pidió el mínimo posible para Sylvia, es decir, 17 años y seis meses de cárcel, rebajando la indemnización hasta los 50.000 euros.

La acusada escuchó el veredicto sentada nuevamente en el banquillo, después de tres días de juicio en los que la magistrada autorizó la colocación en la sala de un sillón más cómodo, debido a su frágil estado de salud. Sentado junto a ella, un abogado le iba traduciendo las partes principales del veredicto. A su conclusión, y ya sabiéndose culpable, la mujer se giró hacia la media docena de familiares que se encontraban en la sala y rompió a llorar mientras les hablaba en voz baja.

Minutos después se repitieron las escenas del primer día, cuando dos policías tuvieron que llevarla en volandas. Visiblemente emocionada, con los ojos llorosos y la mirada perdida, Sylvia Schäfer balbuceó algunas frases en alemán mientras uno de los policías le sujetaba la cabeza para que no se golpease contra la puerta del coche.