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EFE-HUESCA
Alrededor de 500 personas, entre vecinos y representantes políticos de la comarca de la Jacetania, se concentraron ayer en Fago para expresar su repulsa al asesinato del alcalde de la localidad, Miguel Grima, muerto la semana pasado en una emboscada cuando regresaba a su domicilio. Antes de la concentración, a la que asistieron las máximas autoridades del PP en Aragón, partido al que pertenecía Grima, el Consejo de los Valles (mancomunidad a la que está adscrita Fago) celebró un pleno extraordinario para condenar el crimen y depositó un ramo en el puesto del alcalde fallecido. Durante el acto se guardaron cinco minutos de silencio y se leyeron dos manifiestos, de los vecinos de Fago y de un grupo de amigos del alcalde, para reivindicar la labor de Grima en favor de su población.

En su comunicado, los vecinos destacaron que «no existe causa alguna que justifique un asesinato como el ocurrido» y recordaron unas palabras de Grima en las que afirmaba que «un pueblo sin campana es un pueblo sin vida». Sus amigos, por su parte, incidieron en las tensiones y rumores que había generado en la zona la «vehemencia» con la que el edil desarrolló su labor para que Fago estuviera presente en las instituciones y conseguir mejoras para su pueblo.

«Comprometerse -recalcaron los amigos en su escrito- tiene sus riesgos en estos pueblos pequeños, porque es más cómodo no hacer nada, pero Miguel apostó fuerte por personas que hoy le han dado la espalda, y además ponerse a trabajar le supuso la muerte».