El fuego se propagó rápidamente y arrasó con todo el mobiliario de la planta baja. Foto: MICHELS

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JAVIER JIMÉNEZ
El hotel, ubicado en la calle Pinzones de Magaluf, está cerrado al público y se encuentra en fase de reformas, de cara a la próxima apertura estival.

Sin embargo, desde el principio quedó claro que no había ningún indicio para pensar en la acción de un pirómano: no había ninguna entrada forzada, no habían saltado las alarmas y no habían arrojado acelerantes. Así pues, pronto se llegó a la conclusión de que se había tratado de un cortocircuito. Por la mañana, con el fuego ya completamente controlado, los bomberos pudieron acceder al interior del hotel y confirmaron que los daños eran cuantiosos. Las temperaturas que se alcanzaron fueron tan elevadas que se temió que la estructura hubiera quedado dañada. Técnicos municipales revisaron el complejo y descartaron esta posibilidad.

Dos vigilantes jurados se encargaban de noche de vigilar el recinto de «Los Tordos» y «Los Mirlos», y a eso de las cinco y media de la madrugada detectaron llamas en el segundo establecimiento. El fuego se propagó con gran celeridad y cuando llegaron los parques de bomberos de Calvià y Llucmajor ya estaba extendido por toda la planta baja. Las llamaradas eran impresionantes y consumían todo lo que encontraban a su paso. La cocina, el bar y sobre todo el comedor quedaron devastados por el fuego, mientras las paredes y los techos quedaban ennegrecidos por el denso humo. La Policía Local de Calvià y la Guardia Civil se personaron en aquellas instalaciones. La primera preocupación policial, una vez confirmado que no había nadie en el interior, fue comprobar cómo habían comenzado las llamas, ya que existía la posibilidad de que fuera intencionado.