Tal y como adelantó ayer Ultima Hora, los dos agentes sufrieron contusiones cuando se disponían a detener a un hampón de etnia gitana con antecedentes por amenazas y robos. El individuo y otros cuatro compinches se enfrentaron a los guardias y les propinaron una brutal paliza, junto a un bar. Uno de los agresores, que cuenta con antecedentes policiales, intentó arrebatarle la pistola a uno de los funcionarios y también trató de huir a bordo del coche patrulla, aunque al final no lo consiguió. Dos de los implicados ya han sido detenidos y continúa la investigación para localizar a los otros agresores, que están identificados. El principal acusado fue trasladado al cuartel y luego al juez, que lo dejó en libertad.
El caso ha levantado indignación entre los vecinos de Llucmajor y ayer una residente, que quiso mantener su identidad en el anonimato por temor a represalias, remitió un e-mail a este periódico preguntándose «en qué país vivimos». La ciudadana denunció el clima de «inseguridad» permanente en el que trabajan los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad «que ponen en riesgo su vida para el bien de toda la ciudadanía». Esta mujer mostró su perplejidad por el hecho de que a las 24 horas de ser detenido el principal encausado «estaba ya en la calle». «Y yo me pregunto: ¿qué hay que hacer para que hechos como estos sean penados por ley?, ¿tienen más derechos los delincuentes que el resto de los ciudadanos?». Otros vecinos también se mostraron indignados.
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