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El nuevo Parc de sa Riera ha nacido con mal pie. Cuando todavía no se cumple un mes de su inauguración los técnicos han decidido desmontar provisionalmente los toboganes del castillo de juegos después de que se registraran dos accidentes infantiles.

Ayer por la mañana tres técnicos de la empresa Hag, encargada de la instalación de las atracciones infantiles en sa Falca Verda, precintaron una parte del castillo infantil y procedieron a desmontar dos de las tres estructuras tubulares por las que se tiran los menores. El objetivo es rebajar la altura de las rampas, para que los zagales no cojan tanta velocidad en la caída. De hecho, está previsto que los nuevos tubos estén en funcionamiento en una semana. Los técnicos insistieron en que la atracción infantil cumple con la normativa y achacaron los dos accidentes a cuestiones ajenas al funcionamiento de los toboganes. Durante la mañana esa zona en obras estuvo cerrada al público, protegida por vallas, pero el resto de instalaciones para niños permanecieron abiertas, con total normalidad.

La decisión del Ajuntament de Palma de modificar los toboganes del Parc de sa Riera se produce después de que dos niñas, en distintos accidentes, tuvieran que acudir a centros hospitalarios tras lanzarse por la rampa. En la segunda semana se diciembre, antes de que el parque fuera oficialmente inaugurado, una niña de trece años llamada Cristina se rompió la tibia y el peroné y quedó ingresada en la Mutua Balear. Además, los médicos tuvieron que aplicarle 36 puntos de sutura y su padre denunció que la lesión le podía haber afectado al hueso del crecimiento. Cort ordenó una investigación y los técnicos revisaron las instalaciones infantiles, que habían pasado todas las revisiones de seguridad.