Según el fiscal, el padre sujetó a la víctima mientras el hijo la apuñalaba. Ayer, los responsables de esta agresión aceptaron su culpabilidad y antes del juicio se pactó una condena de siete años y medio para el padre, Antonio Jiménez Navarro, y cuatro años y medio para el hijo, Miguel Jiménez Muñoz.
El autor de las puñaladas, Miguel Jiménez, explicó que estaba «empastillado» porque venía de fiesta, y que se asustó porque la víctima pegó un puñetazo a su padre y luego se llevó la mano al pantalón. «En ese momento me tenía intimidado, así que no me lo pensé y le pinché. Me marché del hospital corriendo por miedo y me escondí, aunque al cabo de un par de días me entregué a la policía», afirmó.
Bien distinta es la versión del herido, que aseguró ser víctima de una emboscada. «Yo no los busqué, sino que ellos me encontraron a mí. No me dieron opción. Cuando me acuchillaron empecé a gritar pidiendo ayuda. Me tumbé sobre una camilla y creía que me moría», aseguraba en su declaración, realizada con la protección de un biombo. La víctima explicó que una de las puñaladas le afectó a una costilla y la otra le llegó al pulmón. «Salía sangre por detrás, en total perdí dos litros, casi me muero», recordaba la víctima.
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