«Creo que es difícil encontrar una zona más deteriorada que la Platja de Palma», sentenció Carmen Herrera, la propietaria de un bar ubicado en la calle Misión de San Diego, en segunda línea. La mujer explicó que en muchas ocasiones los clientes de su local no pueden pagar al cuenta «porque mientras están en la terraza les hurtan las carteras». Añadió que cada noche «en la esquina del hotel Flamingo con el hotel Río Bravo hay delincuentes apostados, pendientes de los turistas».
José, otro comerciante, opinó que la inseguridad ha alcanzado unos niveles insoportables: «Hemos denunciado en reiteradas ocasiones que hay hasta nueve bandas rumanas actuando en la primera línea, ante los ojos de todos. Cuando se acerca un coche de la policía alguien da la voz y se dispersan. Segundos después vuelven a montar la caja y como si tal cosa. Creo que a los políticos les debería dar vergüenza cómo ha acabado la Platja de Palma, es una pena». La prostitución callejera es otra de las preocupaciones. «Hay prostitutas y travestis apostados en ciertas calles, noche tras noche, y lo peor no es que se prostituyan, sino que todo el mundo sabe que dan palizas a turistas borrachos y les roban», contó María, una veterana residente en la tercera línea del balneario 6. Por si este panorama no fuera suficiente, han aparecido bandas latinas juveniles. «Hay chavales con indumentaria de Latins Kings o Ñetas que son fácilmente localizables porque se reúnen en una discoteca, cada fin de semana. Por contra, hay pandillas de jóvenes de por aquí que se enfrentan con ellos y un día habrá una desgracia», reveló Jaime, que ha sido testigo de varias de esas peleas multitudinarias.
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