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VASIL VASILEV
Once y media de la mañana. El calor empieza a ser pesado frente a la entrada de Urgencias de Son Dureta, donde un grupo de compañeros de trabajo de Galabina Vasileva, la azafata herida en el acidente del Marítim, esperan tener noticias suyas y poder visitarla.

Galabina, de 30 años, está ingresada en la habitación 215. Sin embargo, en su puerta hay un cartel que advierte que sólo se permiten «visitas restringidas». Una amiga sube a verla, acompañada por una trabajadora del hospital. Al cabo de una hora regresa e informa a sus compañeros: «Ha dicho que todavía no se lo cree, llora mucho y está traumatizada», resume.

A lo largo de la mañana, sus compañeros de trabajo han ido recabando información acerca del estado de Galabina. «Nos han dicho que finalmente le han amputado la pierna izquierda hasta la rodilla y con una prótesis es posible que puede volver a andar», indica uno de ellos, quien señala que «al principio no queríamos decirle que su amiga (Roslada Ivanova, madre de un niño de siete años) había muerto, pero se ha enterado y está muy triste».

Ayer al mediodía estaba previsto que llegasen a Palma los familiares de las dos azafatas atropelladas. Los médicos desaconsejaron que Galabina recibiera más visitas, por lo que los compañeros se marcharon del hospital, aunque algunos regresaron por la tarde con la intención de poder verla, ya que se reincorporan al trabajo y abandonarán la Isla en breve.