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Testigos del atropello de las dos azafatas búlgaras en el Passeig Marítim de Palma coincidieron en señalar ante la Policía Local que el camión circulaba a una velocidad excesiva. Por otro lado, compañeros de las dos víctimas colocaron ayer en el lugar del suceso flores, un colgante con un crucifijo y una bandera búlgara con una inscripción que indica «los búlgaros están siempre unidos».

En el atestado confeccionado por la Policía Local, varios testigos afirman que les llamó la atención que el camión iba demasiado rápido. Un conductor que acompañaba a sus hijos al colegio y se detuvo en el semáforo observó como se aproximaba desde el puente un camión con remolque, que trazó la curva a una velocidad que le pareció excesiva y le llamó la atención por ese motivo. Después vio como el remolque se levantaba del suelo y arrollaba a las dos azafatas. En ese momento sus hijos se pusieron a llorar fuertemente impresionados.

Una mototorista que también se paró en el semáforo indicó que el camión, al tomar la curva del puente de Portopí, aceleró su marcha y le dio la sensación de que circulaba a velocidad excesiva. La joven pensó que el camionero aceleraba para no detenerse en el ceda el paso que hay en la incorporación del Marítim, ya que el semáforo de esta vía se había puesto en verde. Después el remolque volcó y una chica salió proyectada desde la acera. Además, la motorista dijo que le sorprendió la serenidad que mostró en todo momento el camionero tras el suceso.

Un peatón que estaba en la otra acera también se extrañó por la excesiva velocidad del camión y después escuchó un «fuerte golpe seguido de un grito estremecedor». Después, el camionero bajó, se puso las gafas de sol y se encendió un cigarro como si no tuviera que ver nada con la situación, agregó este testigo.

En el accidente falleció Roslana Ivanova, de 37 años y Galabina Vasileva, de 30, resultó herida grave.