Hace unos diez años, el acusado solía frecuentar una cafetería de s'Arenal. Allí logró hacerse con la confianza de la dueña, que estaba casada y quería adoptar un niño.
El hombre se hizo pasar entonces por abogado y les ofreció ayuda. En su nuevo papel, aseguró que tenía contactos en Madrid con un personaje que trabajaba en un Ministerio y les iba a ayudar en los trámites de adopción.
Para dar «mayor verosimilitud a su trama», el acusado convenció a los cónyuges para que viajasen varias veces a Madrid para arreglar asuntos de papeleo. En estos viajes también se entrevistaron con una psicóloga que les iba a otorgar el certificado de idoneidad e incluso les llevó al «Hogar de la Infancia y la Familia para recibir charlas relacionadas con la adopción.
Cuando los trámites parecían ir viento en popa, el acusado les solicitó la entrega de 21.000 euros como provisión de fondos y comisión por las gestiones efectuadas, además de otros 3.000 euros en concepto de pago de desplazamientos. Según la imaginativa versión del acusado, el niño procedía de Venezuela y era necesario viajar hasta Caracas para culminar la adopción. Las víctimas afirman que, una vez que recibió el dinero, el abogado desapareció.
El fiscal pide ocho años de cárcel por los delitos de estafa e intrusismo.
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