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JAVIER JIMÉNEZ
Llucmajor no es Bélmez, pero tiene una habitación con misterio. Ayer, por segunda vez, se incendió un cuarto de una casa «de forma inexplicable», según sus inquilinos. Los bomberos tampoco tienen muy clara la causa del siniestro, que empezó en un colchón que es ignífugo, y que por tanto no se puede quemar. «Prefiero no pensar en cosas raras porque me pongo nerviosa, pero la verdad es que todo esto es muy raro», comentó ayer Erika, la vecina del número 17 de la calle Nord.

A las ocho y cuarto de la mañana, como casi cada día, la mujer de nacionalidad chilena salió de casa para incorporarse a su jornada laboral. Su hijo, de 19 años, se quedó durmiendo en la cama. Se trata de una vivienda de dos alturas: en la parte superior vive de alquiler Erika, su marido, y dos de sus hijos. Abajo reside su otro hijo mayor y la mujer.

A las nueve y diez de la mañana un vecino aporreó la casa y avisó al chico que dormía de que uno de los dormitorios estaba envuelto en llamas, y el fuego era visible desde la calle. Los bomberos de Llucmajor y la Policía Local se desplazaron raudos a la calle Nord, una vía angosta donde habitualmente hay problemas por coches estacionados delante de vados. «Me avisaron al trabajo y cuando llegué la habitación estaba destrozada, como la otra vez. En esta ocasión el fuego fue más potente, porque resquebrajó las paredes», relató Erika. Lo más curioso del caso es que el dormitorio, donde duermen la inmigrante y su esposo, tiene un colchón de látex que es ignífugo y aún así el fuego se inició allí. Al lado hay una mesita de noche con una lámpara, pero no parece que se produjera un cortocircuito. «Los bomberos no lo tienen muy claro y el perito nos ha dicho que podría ser un cable. No sé, pero me cuesta asimilarlo. Algo raro está pasando», opinó. El fotógrafo de este periódico tomó las imágenes del cuarto arrasado a las once de la mañana y cuando ya estaba en la calle, en su coche, divisó que el fuego se había reiniciado, por lo que llamó a la policía, que se desplazó de nuevo a la calle Nord número 17. Las temperaturas que se alcanzaron fueron muy altas y el televisor de la habitación quedó fundido. Aparecieron grietas por todas partes y el humo se propagó a otras dependencias de la casa.

La policía, extrañada por los incendios, preguntó a la familia chilena si alguien les había amenazado o acosado, a lo que ellos respondieron de forma negativa. «Esto parece del programa Cuarto Milenio», apuntó en tono bromista el hijo de Erika que dormía en la casa cuando se iniciaron las llamas. Ayer por la tarde la mujer chilena seguía bastante alterada por los misteriosos incendios: «Aún no he subido al cuarto, soy escéptica sobre fenómenos raros pero no sé qué pensar».